Del negro y el silencio los caprichos se anegan,
catarata explosiva de implosión creativa.
Del fuego acogido por la lejanía y el frío
del espacio se manifiestan los caprichos
y la fantasia se hace tierra, toma forma,
la solida roca se rompe y el verde fino se desborda
esperanza y del azul se enrobustece y aflora.
milagro, caos y completo orden:
la ironía in entendida por los hijos de la mas perfecta,
disonante armonía, fluctuante eternidad
danzando ante los pies de quienes se erigen arrogantes
a ver caer el azul de la lluvia sobre sus cavernas... sobre sus cabañas
miradas apagadas, grises los abrigos
la lluvia les resbala hasta el asfalto del frío piso
los rascacielos inclementes rasgando las nubes, apartando el cielo
de los ojos cansados de los hijos que rechazan el divino consuelo
alcohol para los malos días, embriagarse con anilina y sexo
palabras encajonadas en formalidades bien crucificadas
y el consuelo bien escondido reposando bajo las infantiles mantas
del onírico parapeto.
benditos sean los furtivos, fugaces ojos de los padres de nuevos sueños;
destellos de verde en el azul que se derrama desde el cielo
de las plegarias con tácito destinatario en los gritos y el silencio
del arte de los niños que desesperan de viejos
y depositan las esperanzas en la fecundidad de un vientre mas fértil,
de una flor mas fuerte.