¨porque el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero¨ La Maga.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Isolda

Esta es una buena noche, una perfecta noche y tú...tú eres preciosa y estás aquí. Algunos dicen que después viene el silencio. Yo nunca he estado tan seguro. Sea lo que sea que haya luego, de ello me separa la talla de la torre del jardín, a vuelo de cisne. Ahí estaban tus ojos de invierno y un montón de palabras arrinconadas en mis tobillos, esperando por desanudarse y saltar bien calladas al vacío más pleno y significativo de toda mi historia. Ahí estabas tú y además de lo de siempre solo puedo lamentar lo mismo, y no puedo creer que se resuma en haber tenido que llamar a un móvil para pedirte venir… sí, suena patético. Lo sé... pero hoy es una buena noche y tú estás aquí.

No tenía como decirlo, como ofrecerte un salto, uno solo, mis bolsillos, todos, estaban vacíos y no podía pagarte el pasaje. Ahí estaban tus ojos y yo nunca había estado tan seguro. Te estreché entre mis brazos y con rabia en los puños, aun así, con algo de cansancio en el aliento, acurrucaste tu cuerpo contra el mío. Y ahí estaba yo, tan seguro, tan idiota. Tan valiente.

No quería mentirte, no quería arriesgarme. He soñado con el amor y fuera de tu piel he visto y palpado muchas cosas, fuera de todo tu tacto he vivido un mundo cercano, ajeno, embriagante… vacío, sin un nombre, con muchas palabras de más. No quería mentirte y poner esperanzas vanas e inconclusas en mi y en mis torpes manos. No quería mentirte y por eso salté. Por eso y solo por eso, porque cada noche recordaré tu nombre y cantaré desde el silencio, y versaré esta historia, sin censuras, ni celdas, ni tiempo… por nada más que tus ojos de invierno y esos besos del diablo que nunca me atreví a robar… caigo derecho al silencio, con las lágrimas frías como el viento que corta las palabras cosidas como mis labios y un solo nombre para lapidar: Isolda.

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