Reflexiones sobre el destino.

Este es una de esos productos que dificilmente salen a relucir en cualquier colegio y que escasos docentes son capaces de inspirar a realizar. logré pulir un rápido ejercicio de la clase de humanidades que nos propuso mi muy apreciada profesora Adriana Roldán. es una reflexión sobre el destino que logró recoger entre sus lineas mucho de lo que soy, como así lo siento, entonces lo traigo para compartirlo con ustedes.

¿Qué es el destino?

Preguntarse por el destino es verse obligado a cuestionar las mas sensibles creencias de cada uno. El concepto de destino es usualmente abordado desde la visión mística y la palabra suele encerrar un relevante significado y una gran fuerza que lastimosamente, sobre todo en nuestros tiempos y ante el individuo mismo, se convierte en excusa y en obstáculo para aspirar a más de lo que pobremente se tiene; todo esto es en verdad lastimero. si estuviéramos predestinados, entonces deberíamos poder vivir con mayor tranquilidad porque… ¿cuándo se ha visto que el hombre, insensato, efímero e inconsciente; supere al Dios sabio, eterno y omnisciente?¿Cuándo, dónde, la obra o decisión de un mortal puede, por hecho o definición, superar a una u otra de divina procedencia?

El concepto mismo dio un giro cuando los hombres se atrevieron a hacerse responsables de sus pies, de sus pasos ( ¨ cada quien labra su propio destino. ¨ ). Destino, finalidad y meta podrían y de hecho deberían considerarse como sinónimos si nos apegáramos al castellano. Por ahora podriamos mirarlo y desarrollarlo apegándonos a la ley natural de ¨ acción reacción ¨, somos nosotros quienes actuamos, nosotros quienes caminamos, quienes vivimos; por lo tanto somos nosotros quienes causamos la reacción final que la vida tiene con nosotros; de esto deducimos: somos dueños del final que conseguimos, del producto que forjamos, del destino que labramos; sin embargo después de todo esto aún queda algo por cuestionar ¿ somos nosotros dueños de la decisión de poner la primera piedra sobre el camino ?. Decidimos si seguir el norte o el sur de nuestra brújula, pero el norte y el sur ya estaban hechos mucho antes de que pudiéramos decidir sobre tomar o no la brújula ó comenzáramos a mover los pies.

E l hombre libre es aquel que decide como andar, como vivir, pero no nos preguntamos por el proceso, sino por el paso final y si sobre este nos pertenece o no, a fin de cuentas el diccionario nos haría saltar los ojos así de lejos. Todo tiene un indiscutible orden que solo una palabra racional puede llegar a abarcar… Caos. Cuando para la razón humana no es visible un orden, entonces lo llamamos caos, y hacemos bien. Algunos nos atrevemos a llamar a este caos Dios, y si este caos, tiene todo tan bien planeado, fuera de planes, si cada cosa esta puesta en su sitio justo ahí, en cualquier lugar; entonces nosotros seres sin sentido, tenemos que tener alguna finalidad!.

Me baso en la experiencia personal, en la magia que aún resiste adentro de mí, para decir que en verdad hay algo mas allá de lo obvio, mas allá de las predicciones y los juicios humanos, yo no he simplemente sentido, he vivido la necesidad de ser alguien, mi ser entero exige volar y alcanzar, ¿Quién nunca lo ha sentido? De seguro todos lo hemos hecho aunque quizá lo mas cínicos ya lo hayan olvidado. Hay una finalidad para cada uno de nosotros, no tenemos que ser mas importantes de lo que somos, somos tan importantes como tenemos que ser, somos parte del todo, somos una importantísima menudencia del rompecabezas, y por lo tanto, encajamos tal y como se debe.

Del destino al que nos lleven nuestros actos, que está en nuestras manos, somos dueños; También guardamos una finalidad en nuestras arcas y de ambas cosas somos responsables.