Pequeño botón, rosa sin espinas; más mordaz que el veneno y la traición.
Soñaste una noche con un día mas claro, soñaste al despertar con una noche más fresca
Pero reventó tu vientre e infértil te esparciste por el mundo
y te convertiste para muchos en elaborada y sombría desazón.
Cuántas veces le temiste al olvido?
Cuántas noches recorriste apresurado los libros en búsqueda de una respuesta que superara tu tiempo?
Cuánto tiempo fuiste capaz de ver una muerte extendida a los tiernos brazos de alguien mas, de una estirpe mas?
Cuántas veces te aferraste de versos y canciones, de sueños y razones para deshacerte del miedo, de lo impasible del sin-recuerdo?
Y hoy, aun esperas y aun respiras, aun escribes.
Tienes las manos arrugadas en senil juventud,
el corazón vacío en caminos gastados,
el corazón perdido en el mundo del barro.
No te tienes!
Citas de cristo, palabras de Reuel y hasta el discurso de Freud se pregona en aulas y pasillos llenos de oquedad. Pero mis versos, mis frases sueltas… ¿qué son? Llegan a esos oídos, a esos ojos y se mueren con los días, ¡yo mismo muero al llegar el día!
Amor, amor… no me mientas mas que no te quiero!
Amor, amor;¿ porqué no me dejas tranquilo y dejas otra bandera, otra inquietud tremolar?
Tantas tempestades que hay aquí y tu vienes a agitarme en dudas, a rezagar mi pobre paz….
OH Soledad, mi vieja amiga, mi siempre fiel y callada amiga ¿qué tienes ahora para decirme? ¿Algún consejo quizá, desde los salones de libros viejos, desde los colores y los juegos con castillos?
Y tú, maldito entendimiento, siempre tan pesado, amordazado y ciego, dime si es que rompes el terso velo, como salir de este pútrido agujero… crezco, crezco, crezco!
ah, Vampiros desilusionados se emborrachan en sus elegantes salones.
Ángeles lloran, ¿quién los ha hecho llorar?... miserable!...
Doncella… ¿duermes?... no, ¡no duermas… corre, huye de mi! huye antes de que te desgarre. Que pesado, que dañino y desesperado es mi agarre.
Y tú niño… ¿Qué miras? No, no debe gustarte y no debes reír… si, así es, debes llorar, y ahora iras a tu cuna y dormirás, dormirás para siempre; tendrás un sueño rojo, rojo al principio, y las sombras te arrullaran y vendrá por ti, sí, vendrá por ti el olvido. Tomaras mi mano y yo tratare de soltarla, te dejare escondido entre letras, entre líneas torcidas. Espero que en verdad de mi te desprendas y no llores tras mi partida, porque habrás de consolar luego a los otos niños dormidos, a los otros niños insultados y adoloridos. Quédate por favor, por mi y para ellos… para ella ¿si?... Gracias. Ahora, a dormir!.
1 comentarios:
Parce... Muy Vakno
pasate por mi blog
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