(casi como un capricho aunque un tanto mas razonada, tomé la decisión de desempolvar y traer esta tinta añeja... supongo que no serán las últimas viejas palabras que me apresure a retomar pero particularmente, hoy senti que estas debian llegar.)
Me quede sentado, mirando hacia el pálido cielo, mirando el reverso de la palma de mi mano extendida; esperando impaciente la necesaria compañía de esa vieja amiga y compañera que tanto he extrañado.
pero ella se niega a volver mientras la sigan odiando, mientras yo siga plantado entre la inconsciente resistencia colectiva a su dulce compañía… amiga Soledad, quiero ir tras de vos, recorrer en tu compañía los viejos caminos de la nostalgia perdida y encontrar las nuevas fantasías de los sueños obviados por el crudo presente y su imperante tedio y rutina!
Sigo con mi mano estirada, esperando que la tomes, el cielo me trae los recuerdos del ayer pero se detiene, se queda egoístamente con ellos… hace justicia, me exige que me levante y luche por ellos; es un camino diferente, espinado y glorioso; mi piel esta lisa y mi sangre estancada en su cíclico recorrido, quiere brotar, abandonar el vicio y llevarse fuera mi alma con ella; pero la libertad ha sido vedada por el deber. Paciencia, angustiosa es la espera a la que me he de someter.
Se queda atrás el niño, se van delante los sueños y yo sigo parado en la mitad sin poderme liberarme de esta maldita rutina…
Me levanto y veo en el horizonte la alta montaña, no alcanzo siquiera a ver su cumbre, pero se que debo comenzar; paso a paso avanzo rompiendo las cadenas y reparando mis alas rotas; con la espada desenvainada el yelmo puesto y el peto bien ajustado comienzo mi viaje, hacia un nuevo mañana, acompañado por mi vieja amiga… habré de llegar a donde me esperan mis hermanos y hermanas.