No fue una sino siete, las soledades que llegaron a reemplazar tus ojos en la vigilia de mis noches
No es una sino mil, las agujas las que atraviesan los lóbulos de mi razón y la destejen cada noche, desnudándome al desvarío, a la noche amarga de la perdición del ser mismo, a la orfandad de toda ilusión, al abandono de toda identidad.
Y el silencio no me alcanza para decir lo que reducen mis palabras y la realidad se me hizo corta para no solo dar las gracias, sino siempre para pedir disculpas. Rehúye despavorido el perdón ante tu dolor, y no ante mi miseria, es ante el miedo de tu soledad irreparable, el miedo a que toda esta agonía sea en vano y no haya servido de nada, no te haya servido a ti, el que me pulsa cada noche para permanecer con los ojos cruelmente abiertos como esperando la llegada de tu mirada, con mis brazos dispuestos, con mi pecho desnudo, como esperando que vuelvas arder en mi mas profundo pecho, a reposar en mi, eterno sueño… hada del Nunca, Jamás!
1 comentarios:
Es triste y hermoso... Pero esta vez no lo comprendo.
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