las hojas se secan con el otoño
y se caen sin mesura sobre el limpio pavimento
lleno de aceites y afanes mundanos.
La vida se extingue como se extingue
la llama de cualquier historia entre dos amantes
cuando el mundo se acaba solo,
en la inmensidad del finito propio.
El silencio de los muertos.
La mudez de los exiliados.
Duelen las partidas y se adora la vida
como promesa y cómo juerga en riña.
ufana existencia tiene el hombre que se aferra de si mismo como esperanza marchita, como hoja fallida seca en el invierno a falta de brillo que la engendre para sí.
0 comentarios:
Publicar un comentario