¨porque el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero¨ La Maga.

domingo, 23 de enero de 2011

_ y esa, mi querido amigo es la cuestión ¿ah? No, no. Ya te lo dije, no se sale de aqui asi! ¿qué sentido tiene?¿a quién le servirías?.... ¿Cómo?... oh vamos, no seas egoista!
11:30 de la noche. El salón está oscuro. La silla derribada en medio de las sombras y el humo. Las cuerdas...: bien atadas.
-Necesito un nombre, nada más, eso dije en más de una ocasión -su voz sonaba algo quebrada pero todo estaba en silecio asi que no se perdia entre ningún click o crack- Lo he tenido todo y lo sabes, estas cuerdas de qué son? ¿plata... oro acaso? Con eso las tejieron?
-Ese no es el punto, pequeño idiota, y lo sabes, esa no es nuestra cuestión a tratar aquí- el rostro se le acercó a los ojos, pálido, invisible entre las sombras... un respiro- siempre se ha tratado de ti – la voz se alejo de golpe- eso sí que lo sabemos los dos y todos esos nombres, todas esas fotografías, retratos, poemas, promesas... y claro! Los besos, que me dices de tus malditos besos?
-yo...
-shhh!, tú nada, ahora escucha, ya has hablado bastante todos estos años! - esta vez fue un suspiro, claro y hondo – te quise... mucho, querido, si que lo hice, pero eres un bastardo. Ni un solo padre o madre natural, todos legítimos, reclamando tu maldita paternidad – un zapateo seco a lo lejos y...- ¿y yo? Te he esperado tanto, jugamos entre las sombras, me invocaste con tus malditas palabras en viejo latín... ni siquiera sabias hablarlo. -Todo esto... ¡Nah! ya no importa. En todo caso no vas saltar. Vas a volver. Vas a volver juicioso a tu recamara, tomarás tus cosas e irás por ella, la llamaras a tus brazos y la liberarás, un puñal limpio, una cuchillada sin más... cantarás para ella, olvidarás su nombre y entonces, solo entonces vivirás en paz, servirás bien y no volverás a refunfuñar...
... nada?, ¡¿No dices nada?!
-¿Qué quieres que diga? Sabes que me niego, que saltaré antes de que salgas de aquí...
-pero querido -le interrumpió la voz con una fuerte bocanada de humo sobre su fría y sudorosa faz - yo no saldré, serás tú quien lo haga...todo...

Las cuerdas se aflojaron y la luz cayó de golpe, blanca, blanca hospital, inundando la cabeza del pobre idiota, tirado en el suelo. Se levantó y sonrió... después de todo ella no estaba allí, las paredes seguían acolchadas, la puerta cerrada y ella afuera, a salvo.
Respiró... la puerta chirrió y allí estaban esos ojos, grises, como el cielo encapotado, llorando, como el cielo encapotado, y sus manos, blancas, tiernas.... rojas de sangre, y sus labios, rosa de tarde buena, en una suave mueca de compasión se abrieron diciendo:
-Aquí me tienes corazón. Tardé sí... pero llegué.

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Un-aleatory noises

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