Ya empecé a perder la cuenta de las lunas que me he bebido, cada noche al despertar.
Y comienzo a sentir como, con esas lunas, se alejan los recuerdos, los livianos pesares y las pesadas tardes de sol.
Y como con esos recuerdos, de tardes y pesares, se pierde la culpa por hacer llover sangre sobre las noches que me bebo.
Y con esas noches me he acostumbrado a traer la misma historia que me trajeron los cuenteros y los jóvenes abuelos.
Me he acostumbrado a contar con mis manos la historia del monstruo que le arrebata la vida a los inocentes, así como me arrebataron ami mi muerte.
La misma historia que me contaron como ahora te la cuento, escondida tras el dulce dolor de la agudeza de un par de colmillos afilados abriéndose paso hacia la ultima gota de nuestra hipocresía.
Haciéndote mantener presente el sueño de la bella mascara de sutileza que te embeleza con sus ojos tan carmesí como su propio festín… en ese entonces yo bajo la roja luna de hoy, tú.
¨porque el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero¨ La Maga.
miércoles, 24 de junio de 2009
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1 comentarios:
"... en ese entonces yo bajo la roja luna de hoy, tú."
Ya te lo dije, la frase... perfecta.
Quería ser la primera, y con avidez leí los tres escritos. Así que en este comentario va una felicitación para los tres, pués son, sencillamente, geniales.
Dulces lunas.
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