oportuna la ira de la inocente esperanza,
que simplemente rebienta, de rabia,
al verse con la tristeza de sopetón estrellada
y es que ¿qué llegada es esa, para una princesa
del ancho oceano?
!si solamente la espera un llorica mudo,
sin tibieza en los brazos, ni el arte del galanteo!
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